domingo, 10 de abril de 2011

Papel de los laicos (1)

INTRODUCCIÓN:

Tema central de la Iglesia en la República Dominicana en el año 2011 ha sido la celebración de los 500 años de la fundación de las dos primeras Diócesis en la isla, a saber, Santo Domingo y La Vega. Baste citar estos tres datos: la tradicional Carta Pastoral del 21 de enero de ese año, que lleva como título: “En el Jubileo de la celebración de los 500 años de la creación de las primeras Diócesis en el Nuevo Mundo”; el también tradicional Mensaje, con motivo de las fiestas patrias del 27 de febrero, se titula: “500 años en defensa de la dignidad humana”, que tiene como telón de fondo el célebre Sermón del dominico Fray Antón de Montesino; y el lema para el año, dentro de su III Plan Nacional de Pastoral, fue: “500 años de Misión Evangelizando la Misión”.

Es muy normal que, en el marco de dicha celebración, se hayan traído a la memoria acciones y figuras de obispos, sacerdotes y religiosos, destacando su papel en esos cinco siglos de evangelización.

Ahora quiero fijarme únicamente en “El papel de los laicos en la Iglesia de República Dominicana durante sus 500 años de Evangelización”.

1.- FRAY RAMÓN PANÉ Y LOS CATEQUISTAS
La primera tarea evangelizadora, que asumieron los laicos en la Isla y en América, fue la de la catequesis. Más aún: antes que obispos, sacerdotes o religiosos fueran catequistas, lo fueron los laicos. Incluso, antes de la creación de las primeras diócesis y obispos, existieron los laicos como catequistas.

Recordemos estas afirmaciones de la “Carta Pastoral sobre la Catequesis” del 21 de enero de 1995: Desde hace 517 años, “la Catequesis ha estado presente en estas tierras y los catequistas, desde entonces, han sido generosos protagonistas de la obra evangelizadora de la Iglesia. Ellos han sabido cumplir su servicio eclesial en una labor silenciosa y tenaz, a menudo con gran abnegación y con la ofrenda de la vida toda dedicada a la tarea catequística. Entre las glorias de nuestra historia eclesiástica contamos con una legión de catequistas insignes cuyo número nadie puede precisar. Entre esas glorias cabe destacar el honor que nos cupo de tener el primer catequista de América” (Carta Pastoral sobre la Catequesis, #1).

Lo fue Fray Ramón Pané, un lego o laico, “cuya labor catequizadora inicial se extendió desde 1494 y a lo largo del 1495 hasta culminar con los primeros indígenas bautizados en el continente americano el 21 de septiembre de 1496 justamente en la Concepción de La Vega” (ibidem #2).

“Fray Ramón Pané nos inspira con su celo asiduo por “enseñar la Santa Fe Católica” (evangelizar), su interés por aprender la lengua y las costumbres de los grupos indígenas (su cultura) y su conciencia clara de que el conocimiento de la doctrina cristiana era necesaria para que los indígenas defendieran sus derechos (promoción humana).

El afán evangelizador, acompañado del estudio y del poner por escrito sus observaciones, han hecho de Ramón Pané el primer misionero, catequista, etnólogo, antropólogo y escritor de América. Su dedicación, pues, su esfuerzo y su laboriosidad son virtudes dignas de ser imitadas por cualquier catequista.

Guaticaba, que adoptó el nombre de Juan Mateo como cristiano, el primer catequizado y bautizado en tierras americanas, se transformó por llamado del mismo Fray Ramón, en colaborador de la catequesis, acompañándolo en sus tareas misioneras. Representa el modelo de la educación en la fe: conseguir que todo cristiano se comprometa con la evangelización en alguna de las variadas formas de su dinamismo” (Ibidem #163-165) .

2.- UN RESUMEN DE 500 AÑOS
Luego de la afirmación acerca de la presencia de catequistas en tierras quisqueyanas desde 1494, considero que es buen resumen de los siglos a seguir la aseveración de la Conferencia del Episcopado Dominicano sobre el papel de los laicos en la Iglesia de República Dominicana, hecha en su Carta Pastoral del 21 de enero 2011 “500 Años de Misión Evangelizando la Nación”, a saber:

“Una nota típica de la historia de nuestra Iglesia ha sido una presencia clerical en la cotidianidad de la vida del pueblo, pero también laical en los largos períodos en que ella no pudo satisfacer las necesidades eclesiales del pueblo por la carencia de sacerdotes. Una legión de misioneros laicos, rezadores, catequistas, miembros de cofradías, devotos de santos, sacristanes, encargados de capillas, padrinos de sacramentos, consejeros y responsables oficiales de comunidades, pobló nuestra Iglesia en ausencia de sacerdotes. Estos agentes laicos fomentaban la vida de la Iglesia entre los creyentes y la solidaridad entre todos los ciudadanos” (Carta Pastoral, #11).

En el siglo XVI existió también la figura del laico Mayordomo del Santuario, el cual se ocupaba de la administración y tesorería del Santuario. Tenemos noticia de este servicio, oficio o ministerio, ya para 1569, en la persona de Simón de Bolívar, quinto abuelo del Libertador sudamericano del mismo nombre. Fue el iniciador e insigne propulsor de la construcción de la Iglesia de Higüey, Antiguo Santuario, hoy Parroquia San Dionisio. Dicha Iglesia se terminó de construir en 1572. Nos dejó también una valiosa información sobre los milagros de la Virgen de Altagracia hasta 1569 y sobre la pobreza de su Casa en Villa de Higüey. Dicha información sirvió para motivar ante el rey la edificación del Viejo Santuario.

El oficio de Mayordomo-Tesorero del Santuario, ejercido por un laico, duró hasta la mitad del siglo XX, 1950, cuando fue asumido por un sacerdote. Desapareció en la inauguración de la Basílica en 1971 y fue restaurado en el año 2011 en la persona de un laico, bajo el título de Gobernador de la Basílica, propuesto por el Obispo de la Altagracia, nombrado por Decreto del Presidente de la República y puesto al frente de la Comisión Nacional de Remozamiento y Mantenimiento de la Basílica, con funciones similares a las de Don Simón de Bolívar como constructor del Antiguo Santuario.

3.- LAS HERMANDADES
Otro modo de ejercer los laicos su papel y su misión en la vida de la Iglesia, fueron y son las Hermandades. Cada una con objetivos propios, pero teniendo todas en común el fomento de la fraternidad entre sus miembros. Nuestra memoria registra las cinco siguientes:

a). Hermandad de los Toreros de la Virgen, que según el historiador Dr. Vetilio Alfau Durán, sus orígenes se colocan a fines del siglo XVII. La misma está presente hasta nuestros días, con hondas raíces en las poblaciones más antiguas del Este, a saber, Higüey, El Seybo, Hato Mayor, Bayaguana y Monte Plata. Su presencia llega también a los nuevos municipios orientales, como Miches, La Romana y San Pedro de Macorís. Su espiritualidad, misión y actividades, están ligadas a las devociones del Santo Cristo de Bayaguana y de Nuestra Señora de la Altagracia.

b). La Hermandad del Espíritu Santo, que se remonta también a los días de la Colonia, hoy prácticamente está extinguida, quedando sólo algunas manifestaciones en Villa Mella.

c). La Hermandad del Sagrado Corazón de Jesús, de más reciente data, se establece en la República Dominicana en las primeras décadas del siglo XX. Fomenta la espiritualidad del Corazón de Jesús, la devoción de los primeros viernes, la adoración eucarística y la oración de intercesión y reparación.

d). La Hermandad del Santísimo Sacramento, para señoritas, que tuvo vigencia en muchas parroquias, ya no existe hoy. Su espiritualidad giraba en torno a la Eucaristía y sus miembros realizaban actividades apostólicas.

e). La Hermandad de Emaús, que se instala en tierras dominicanas, procedente de Miami, a comienzos del siglo XXI, crece y se desarrolla sobre todo entre profesionales universitarios. Su espiritualidad está centrada en el relato de los discípulos de Emaús, Lucas 14, 13-35. Sus miembros, hombres y mujeres, se insertan en las parroquias, se organizan en pequeñas comunidades, realizan retiros, diversas actividades pastorales y asumen sistemáticamente compromisos sociales y caritativos.

4.- ASOCIACIONES
Bajo el nombre de Asociaciones se enmarcan una serie de agrupaciones de laicos, en las cuales se acentúan algunos aspectos espirituales como también determinadas acciones pastorales. A nuestra memoria vienen las siguientes, todas ellas del siglo XX, posteriores al año 1940:

a). Hijas de María, que reunía a muchachas jóvenes de la parroquia, hasta el matrimonio, cuidando de su vida espiritual, formación y algún compromiso pastoral. Esta forma de pastoral juvenil hoy ya no existe.

b). Legión de María, fundada en Dublín, Irlanda, el 7 de septiembre de 1921. Crece y se desarrolla ampliamente en las parroquias dominicanas desde los años 40. Reúne a hombres y mujeres, jóvenes y viejos. Su espiritualidad es cristocéntrica-mariana con compromisos apostólicos muy prácticos y fáciles de realizar. La agenda de reuniones y la estructura de su organización son tan precisas y claras, que se mantiene muchas veces sin el asesor sacerdote. Sigue siendo una asociación muy numerosa en la Iglesia dominicana.

c). La Cruzada Eucarística floreció como pastoral de adolescentes varones hasta los años 60. Su espiritualidad y prácticas, como es fácil de ver, estaban centradas en la Eucaristía.

5.- MOVIMIENTOS
Este capítulo y otros más sobre el papel de los laicos en la historia de la Iglesia en República Dominicana los trataremos en una segunda entrega.

CONCLUSIÓN:

CERTIFICO: que cuanto he dicho en mi trabajo sobre “El papel de los laicos en la iglesia de República Dominicana durante 500 años de Evangelización” responde a datos de la realidad, que pueden y merecen ser ampliados.

DOY FE, en Santiago de los Caballeros, a los 24 días del mes de febrero del año del Señor 2011.
† Monseñor Ramón de la Rosa y Carpio es el arzobispo de Santiago

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